Muere Alan Kempster, el hombre que se deslizó por las curvas de lo imposible
Corrió en moto a pesar de la amputación de su brazo y pierna derechos
Alan Kempster ha muerto
el hombre que no conocía lo imposible
Luto en el mundo del motociclismo: ha fallecido Alan Kempster, el piloto conocido por volver a las carreras de motos a pesar de haber perdido el brazo y la pierna derechos, sin ayuda de ninguna prótesis. Por noticias llegadas de Australia, donde vivía solo, parece que fue encontrado sin vida en su casa de Yarrawonga, Victoria.
Nacido el 21 de febrero de 1962, Alan Kempster acababa de cumplir 56 años, sobre todo después de aquel accidente en la autopista provocado por un camión que iba en sentido contrario o que le provocó la pérdida de dos extremidades. Kempster había corrido en el circuito de Mugello en el verano de 2014, con motivo de la carrera internacional organizada porAsociación Onlus Di.Di. De lo contrario deshabilitado, que lanzó una recaudación de fondos en sus perfiles de redes sociales para pagar su billete de avión. Alan, de hecho, vivía sólo de su pensión de invalidez y no podía permitirse el lujo de participar en carreras: sólo corría cuando estaba alojado. En aquella ocasión el periodista deportivo Fiammetta La Guidara hizo un documental “Metas – La fuerza invisible” que cuenta las historias de tres motociclistas discapacitados que regresaron a las carreras de motos. Uno de ellos era el propio Alan (los otros dos son Emiliano Malagoli, presidente y fundador de la organización sin fines de lucro Di.Di Differently Disabled y Nicola Dutto, campeón de Europa que volvió a correr tras perder el uso de sus piernas). “Después del accidente pensé que nunca volvería a caminar y mucho menos hacer deporte, a él le encantó. Recuerda a Alan en el documental 'Hitos'-. Empecé a practicar esquí acuático, representé a Australia en la Copa del Mundo y gané tres títulos. Pero en mi vida faltaba una cosa y era la moto. Decidí comprarlo, adaptarlo y volver a competir". “Ver a Alan Kempster correr en la pista fue una sensación fuerte, y la emoción de hablar con él fue aún mayor. recuerda la periodista Fiammetta La Guidara -. Me considero afortunado de haberlo conocido: su coraje brillaba claramente y sus ganas de vivir eran contagiosas. Mientras filmábamos el documental tenía lágrimas en los ojos al recordar el accidente. Había sucedido en 1990, pero su emoción era tal que parecía estar hablando de un hecho ocurrido el día anterior. Contó cómo su inversor lo había abandonado en plena calle y cómo logró sobrevivir. Y contó cómo había afrontado su nueva vida, sin miedo, volviendo a hacer todo lo que hacía antes."
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